El caso de un niño de 13 años acusado de matar a su hermano menor en Florida, sureste de Estados Unidos, genera creciente polémica, y podría convertirlo en la persona más joven condenada a cadena perpetua en el país.
Cristian Fernández es acusado de asesinato en primer grado por la muerte de su medio hermano de dos años, David Gallariago, ocurrida hace un año por un traumatismo cerebral tras ser empujado contra una biblioteca.
Manifestantes de todo el mundo han argumentado que Fernández, quien tenía 12 años cuando ocurrió el incidente, debe ser juzgado como menor de edad. Si es declarado culpable en un tribunal de adultos, enfrenta cadena perpetua sin libertad condicional.
Los investigadores del caso han dicho que el niño, cuya madre tenía sólo 12 años cuando él nació, sufrió una vida de abusos físicos, emocionales y sexuales, además de abandono, pero aún así ha demostrado que puede ser rehabilitado.
Su caso volverá a ser tratado en la corte el miércoles para una audiencia previa al juicio en la que la defensa tratará de presentar pruebas para reducir los cargos en su contra.
En una audiencia en diciembre en Jacksonville, noreste de Florida, la fiscal estatal Angela Corey dijo que propondría un acuerdo con la fiscalía para rebajar la acusación a asesinato en segundo grado, lo cual también supone una condena de cadena perpetua.
Pero el defensor público Matt Shirk rechazó el acuerdo insistiendo en que Fernández sea juzgado como menor de edad, lo que reduciría cualquier sentencia a 36 meses.
Mark Caliel, adjunto de la fiscalía estatal, dijo que los fiscales no tienen intención de buscar cadena perpetua, pero eso no ha calmado una oleada de protestas.
Una madre de Jacksonville, Alicia Torrez, quien tiene dos hijos que asistían a la escuela con Fernández, y la defensora de menores Melissa Higgins recogieron 180.000 firmas en una petición en contra de que el niño sea juzgado como un adulto.
Según señalan, las pruebas psicológicas ordenadas por el equipo de la defensa del niño indican que Fernández fue víctima de abuso crónico, pero también que podría ser rehabilitado a la sociedad.
También afirman que los documentos judiciales indican que la madre de Fernández, Biannela Susana, de 26 años, esperó seis horas tras llegar a su casa y encontrar al pequeño David herido antes de llevarlo al hospital.
Los médicos dijeron que el niño podría haber sobrevivido si hubiera sido tratado antes. La madre también fue acusada de homicidio agravado, ya que según los fiscales, su negligencia causó la muerte del pequeño David.
“La historia de Cristian conmueve a mucha gente cuando conocen los detalles del caso”, dijo Higgins. “Obviamente es un niño que ha tenido un contexto difícil y su papel en lo que pasó no está claramente definido”.
En octubre de 2009, antes de que la familia se mudara a Jacksonville desde Miami, el padrastro de Fernández se disparó mortalmente frente a su familia para evitar ser arrestado por cargos de abuso infantil.
Caliel dijo sin embargo que, tras una revisión de tres meses, el Estado decidió juzgarlo como adulto.
“No creemos que el sistema de justicia juvenil está equipado para manejar adecuadamente la parte demandada… dado la limitada competencia de este sistema, que expira cuando el acusado cumpla 21 años y limita el encarcelamiento a 36 meses”, dijo Caliel.
“Sentimos que los programas de rehabilitación y de las penas por los delitos cometidos no podrían llevarse a cabo en el limitado tiempo que pasaría en el sistema de justicia de menores”.
Caliel dijo que el estado está buscando una fórmula híbrida en la que Fernández esté preso en un entorno de menores por la duración de la pena de cárcel, hasta los 21 años, seguido de una rehabilitación judicial supervisada.
“No va será enviado a una prisión para adultos, y por ley no puede hacerlo”, dijo.
Caliel dijo que espera llegar a un acuerdo con el fiscal antes del juicio y que, incluso si el caso va a juicio, los fiscales opten por la pena híbrida propuesta en lugar de una posible cadena perpetua.
El exfiscal estatal Harry Shorstein también expresó sin embargo su oposición a la iniciativa de juzgar a Fernández como un adulto.
“Creo que demuestra una falta de comprensión del cerebro de los adolescentes y su desarrollo”, dijo. “Es totalmente diferente a un adulto y aún no se ha desarrollado plenamente”.
Cristian Fernández es acusado de asesinato en primer grado por la muerte de su medio hermano de dos años, David Gallariago, ocurrida hace un año por un traumatismo cerebral tras ser empujado contra una biblioteca.
Manifestantes de todo el mundo han argumentado que Fernández, quien tenía 12 años cuando ocurrió el incidente, debe ser juzgado como menor de edad. Si es declarado culpable en un tribunal de adultos, enfrenta cadena perpetua sin libertad condicional.
Los investigadores del caso han dicho que el niño, cuya madre tenía sólo 12 años cuando él nació, sufrió una vida de abusos físicos, emocionales y sexuales, además de abandono, pero aún así ha demostrado que puede ser rehabilitado.
Su caso volverá a ser tratado en la corte el miércoles para una audiencia previa al juicio en la que la defensa tratará de presentar pruebas para reducir los cargos en su contra.
En una audiencia en diciembre en Jacksonville, noreste de Florida, la fiscal estatal Angela Corey dijo que propondría un acuerdo con la fiscalía para rebajar la acusación a asesinato en segundo grado, lo cual también supone una condena de cadena perpetua.
Pero el defensor público Matt Shirk rechazó el acuerdo insistiendo en que Fernández sea juzgado como menor de edad, lo que reduciría cualquier sentencia a 36 meses.
Mark Caliel, adjunto de la fiscalía estatal, dijo que los fiscales no tienen intención de buscar cadena perpetua, pero eso no ha calmado una oleada de protestas.
Una madre de Jacksonville, Alicia Torrez, quien tiene dos hijos que asistían a la escuela con Fernández, y la defensora de menores Melissa Higgins recogieron 180.000 firmas en una petición en contra de que el niño sea juzgado como un adulto.
Según señalan, las pruebas psicológicas ordenadas por el equipo de la defensa del niño indican que Fernández fue víctima de abuso crónico, pero también que podría ser rehabilitado a la sociedad.
También afirman que los documentos judiciales indican que la madre de Fernández, Biannela Susana, de 26 años, esperó seis horas tras llegar a su casa y encontrar al pequeño David herido antes de llevarlo al hospital.
Los médicos dijeron que el niño podría haber sobrevivido si hubiera sido tratado antes. La madre también fue acusada de homicidio agravado, ya que según los fiscales, su negligencia causó la muerte del pequeño David.
“La historia de Cristian conmueve a mucha gente cuando conocen los detalles del caso”, dijo Higgins. “Obviamente es un niño que ha tenido un contexto difícil y su papel en lo que pasó no está claramente definido”.
En octubre de 2009, antes de que la familia se mudara a Jacksonville desde Miami, el padrastro de Fernández se disparó mortalmente frente a su familia para evitar ser arrestado por cargos de abuso infantil.
Caliel dijo sin embargo que, tras una revisión de tres meses, el Estado decidió juzgarlo como adulto.
“No creemos que el sistema de justicia juvenil está equipado para manejar adecuadamente la parte demandada… dado la limitada competencia de este sistema, que expira cuando el acusado cumpla 21 años y limita el encarcelamiento a 36 meses”, dijo Caliel.
“Sentimos que los programas de rehabilitación y de las penas por los delitos cometidos no podrían llevarse a cabo en el limitado tiempo que pasaría en el sistema de justicia de menores”.
Caliel dijo que el estado está buscando una fórmula híbrida en la que Fernández esté preso en un entorno de menores por la duración de la pena de cárcel, hasta los 21 años, seguido de una rehabilitación judicial supervisada.
“No va será enviado a una prisión para adultos, y por ley no puede hacerlo”, dijo.
Caliel dijo que espera llegar a un acuerdo con el fiscal antes del juicio y que, incluso si el caso va a juicio, los fiscales opten por la pena híbrida propuesta en lugar de una posible cadena perpetua.
El exfiscal estatal Harry Shorstein también expresó sin embargo su oposición a la iniciativa de juzgar a Fernández como un adulto.
“Creo que demuestra una falta de comprensión del cerebro de los adolescentes y su desarrollo”, dijo. “Es totalmente diferente a un adulto y aún no se ha desarrollado plenamente”.